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Pregunta

¿Cuál es la visión bíblica del privilegio blanco?

Respuesta


El privilegio blanco es un fenómeno sociológico en el que las personas que son identificadas como blancas en algunos países (principalmente en los países occidentales) experimentan más privilegios y estatus que las personas no blancas. El privilegio blanco ha sido descrito como "un paquete invisible de bienes no ganados". Estos son no ganados, porque uno, al nacer blanco, se supone que los tiene, independientemente de cualquier habilidad personal o logro.

Muchos niegan que el privilegio blanco sea una realidad, o argumentan que, si parece ser una realidad, no se debe al color de la piel, sino a la riqueza, prosperidad y poder que han acumulado los países occidentales. Independientemente, a una persona cuyo color de piel es blanco usualmente se le asume de una de estas naciones de poder y, como tal, se le da deferencia.

La realidad o extensión del privilegio blanco a menudo es un punto de contención política. Sin embargo, no se puede negar que aquellos en el "Tercer Mundo" subprivilegiado a menudo tienen piel más oscura.

La Biblia no aborda directamente el tema del privilegio blanco, ya que el concepto no existía en esa época. Sin embargo, siempre ha habido personas privilegiadas y personas que necesitan. La Biblia tiene mucho que decir sobre este tipo de situación.

Primero, no hay distinción de valor ante Dios basada en raza o color de piel. En el Nuevo Testamento, había un privilegio judío que debía ser abordado. Es cierto que los judíos habían sido escogidos por Dios para una bendición especial; sin embargo, todos (judíos y gentiles) han pecado y todos pueden ser justificados gratuitamente por fe en Cristo (Romanos 3:23–24). Gálatas 3:26–29 explica, "pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa." (Gálatas 3:26-29). Si Dios acepta a las personas con base en su relación con Cristo, entonces los creyentes deben hacer lo mismo sin importar el color o la riqueza. Personas de cada tribu, lengua, pueblo y nación compondrán el Cuerpo de Cristo en el día final (Apocalipsis 7:9-10).

Santiago 2:1–4 dice: "Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?"

En segundo lugar, la Biblia enseña que aquellos que han sido bendecidos con posesiones materiales deben compartir generosamente con aquellos que están en necesidad. Aquellos que ocupan posiciones de privilegio y poder no deben utilizar su posición para aprovecharse de los demás. Los siguientes versículos lo hacen claro:

"A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna." (1 Timoteo 6:17-19).

"Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos." (Mateo 20:24-28).

"Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros." (Filipenses 2:3-4).

En tercer lugar, aquellos que experimentan grandes privilegios deben reconocer que reciben muchos beneficios que no ganaron. Por el acto de gracia de Dios, nacieron en una situación que les permitió tener sus necesidades físicas cubiertas y avanzar en su estatus de vida. Su respuesta debe ser de agradecimiento y generosidad. "Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?" (1 Corintios 4:7).

Las Escrituras admiten fácilmente que algunas personas tienen ventajas sobre otras en esta vida. Aquellos que tienen esas ventajas no deben sentirse culpables por ellas, sino que deben usarlas para satisfacer las necesidades de quienes no tienen esas mismas ventajas. No hay duda de que los cristianos en el "Primer Mundo" tienen responsabilidades hacia los que están en el "Tercer Mundo" para proporcionar recursos físicos y espirituales, y seremos responsables de cómo usamos lo que Dios nos ha confiado. "Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.

" (Lucas 12:48).

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