Pregunta
¿Habrá matrimonio en el cielo?
Respuesta
Jesús dijo: "Porque en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo" (Mateo 22:30). Esta afirmación responde claramente a la pregunta de si habrá matrimonio en el cielo. La respuesta es "no".
Los saduceos se acercaron a Jesús con una situación hipotética: supongamos que una mujer se había casado varias veces (siete veces, de hecho). "Por tanto, en la resurrección, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque todos ellos la tuvieron" (Mateo 22:28). Era una pregunta capciosa, porque los saduceos ni siquiera creían en la resurrección (versículo 23). Jesús los reprendió por su falta de conocimiento de las Escrituras y por menospreciar el poder de Dios (versículo 29). Y dijo claramente que no habrá matrimonio en el cielo (versículo 30). En ese sentido, las personas en el cielo serán como los ángeles, que tampoco se casan.
El hecho de que no haya matrimonio en el cielo no significa que un esposo y una esposa ya no se conocerán en el cielo. Tampoco significa que un esposo y una esposa no puedan seguir teniendo una relación íntima en el cielo. Sin embargo, lo que sí parece indicar es que un esposo y una esposa ya no estarán casados en el cielo. El matrimonio es un vínculo terrenal, y se rompe con la muerte física (ver Romanos 7:2 y 1 Timoteo 5:14).
Lo más probable es que no haya matrimonio en el cielo simplemente porque no será necesario. Por un lado, el matrimonio en la tierra es una representación de la relación de Cristo con la iglesia (Efesios 5:25-33; 2 Corintios 11:2). En el cielo, la representación se convertirá en realidad (Apocalipsis 19:6-8; 21:2). La imagen ya no será necesaria, ya que la sombra dará paso a la sustancia (cp. Colosenses 2:17).
Sin duda, el matrimonio no está destinado a ser solo una imagen; tiene un propósito significativo y práctico en la tierra. Dios estableció el matrimonio en el jardín del Edén antes de la entrada del pecado. Por lo tanto, el matrimonio es parte del buen diseño de Dios para la humanidad en la tierra. Después de crear al hombre, "Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada" (Génesis 2:18). La solución a la soledad del hombre fue la creación de la mujer y, específicamente en este caso, el vínculo matrimonial entre Adán y Eva.
El matrimonio es la piedra angular de la sociedad. Dentro del matrimonio, Dios ordenó la procreación y que llenaran la tierra con seres humanos (Génesis 1:28). Se necesitaba al hombre y a la mujer juntos para representar la imagen de Dios (Génesis 1:27) y cumplir Su mandato (Génesis 1:28). Sin embargo, en el cielo no habrá necesidad de procrear. El cielo estará lleno de aquellos redimidos por el Señor Jesucristo; el mandato de "ser fructíferos y multiplicarse" será levantado, y no nacerán bebés en el cielo. La necesidad de procrear terminará en el cielo, y la necesidad del matrimonio terminará al mismo tiempo.
Pero el matrimonio no se trata únicamente de la procreación. Cuando Dios creó a la mujer, "Y el hombre dijo: "Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada". Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:23-24). El matrimonio es una unión única entre dos seres humanos distintos, pero a la vez similares. La mujer era el complemento perfecto del hombre para cumplir el diseño dado por Dios (Génesis 2:18). Antes de que el pecado entrara en el mundo, "Ambos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban" (Génesis 2:25). Teniendo en cuenta todo esto, vemos que el matrimonio está diseñado para la unión, la intimidad y la fecundidad. En el cielo no habrá vergüenza. Y estaremos en perfecta unión con Dios y con los demás (Juan 17:21-24; 1 Corintios 13:12; Apocalipsis 22:3-5). La intimidad que muchos experimentan actualmente en el matrimonio será completa de una manera mucho mayor.
El matrimonio es un buen regalo, aunque sea temporal. Es la norma bíblica y el plan de Dios para la mayoría de las personas. En la tierra, el matrimonio brinda la oportunidad de una profunda compañía y la expresión del amor abnegado, que son instructivos sobre la relación de Dios con Su pueblo. Proporciona necesidades prácticas como la procreación. En un mundo caído, un matrimonio amoroso puede ser un lugar de refugio y fortaleza. Un matrimonio con Dios en el centro puede ser un lugar de edificación, así como un multiplicador para la obra eficaz del reino. Pero, en el cielo, el matrimonio no será necesario. En muchos sentidos, los solteros entre nosotros pueden servir para recordarnos esta realidad celestial. El matrimonio tiene un buen propósito terrenal y debemos defenderlo y apreciarlo. Pero el matrimonio no está destinado a la eternidad; por lo tanto, el matrimonio no continuará en el cielo.
A algunos les preocupa que echarán de menos la intimidad, la compañía y los placeres del matrimonio en el cielo. Pero eso es malinterpretar la plenitud del Señor. Estaremos completamente satisfechos en el cielo. Cualquiera que sea lo que conozcamos como las mejores y más intensas alegrías de este mundo, las alegrías del mundo venidero serán aún mayores. En este mundo disfrutamos del sol, pero la ciudad celestial "no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera" (Apocalipsis 21:23; cf. Isaías 60:19). Así como la gloria de Dios es infinitamente mayor que el sol físico, las relaciones en el cielo serán infinitamente más satisfactorias que el matrimonio en este mundo.
John Piper lo expresó de esta manera: "Los placeres de este mundo son un anticipo y una indicación de los placeres inconcebiblemente superiores de la era venidera ... El matrimonio termina porque todos sus placeres son preludios y señales de algo tan mejor que el corazón humano no puede imaginar (1 Corintios 2:9)... Con cada sabor o cada sueño, recuerda: esto es solo un anticipo, solo un preludio" ("Matrimony No More", 9/10/17, www.desiringgod.org, consultado el 30/10/24).
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